El inmovilizado: cómo ahogar una empresa en vanidad

Oct 14, 2024

Creo que a todos nos gusta que reconozcan nuestros logros. En la pirámide de Maslow, aparece como una de las necesidades humanas. La última, sí, pero no la menos importante. Es probablemente la que más satisfacción nos aporta si tenemos todas cubiertas.

No voy a decir que a mí no me guste el reconocimiento. Porque como escribió Terencio: «Soy un hombre, nada de lo humano me es ajeno». Aunque para no engrandecer mi ego, no voy a hablar de mí, ni de mis logros. Igual tampoco te importan mucho, y simplemente quieres sacar algo de provecho de aquí.

Mira, si hay una métrica vanidosa en la empresa es la facturación. La cifra de negocio, para dejarlo más claro. A veces se usan como sinónimos y no lo son.

Además, a esta métrica se la ayuda desde ciertos estamentos a ser más vanidosa, a que aumente el ego del empresario. Que si a partir de tal nivel de cifra de negocio, es una gran cuenta y la trata otro departamento. Que si le da el nombre de micro, pequeña, mediana o gran empresa. Si tributa a un tipo o a otro. En este caso el tamaño sí importa, preferimos pagar menos impuestos y tener la empresa más pequeña. Aquí se esfuma el ego y la vanidad rápidamente.

Otra menos conocida, partida vanidosa que encontramos en los Estados Financieros de la empresa es el inmovilizado. Sobre todo, el inmovilizado material. Concretamente la partida de terrenos y construcciones.

«Que vean lo que tengo». No hace falta ir a la torre Trump de Nueva York, ni a la torre BBVA en el paseo de la Castellana. Todos conocemos ejemplos más cercanos. No nombro ninguno.

Y esto es especialmente grave para el caso de la pequeña empresa.

¿Por qué? Por tres razones concretas:

  1. Pierde rentabilidad
  2. Pierde capacidad de endeudamiento
  3. Reduces el Fondo de Maniobra y la liquidez

Invertir en naves tiene sentido si eres una inmobiliaria y compras y vendes naves. Pero si vendes cable de acero, invierte en cables de acero.

La empresa cuanto más ligera mejor. Más rentable es. Mira cómo se calcula la rentabilidad:

Rentabilidad = Resultado / Inversión

Si te acuerdas de las matemáticas del colegio, verás fácilmente cómo potenciar la rentabilidad de una compañía. Blanco y en botella: aumentar el resultado y disminuir la inversión.

Con esto tan simple y complejo a la vez, es como deberías curarte de la vanidad a la hora de las grandes inversiones.

Piensa además que, si tienes que financiar la inversión, como casi cualquier PYME que emprende una obra, al tiempo que aumentas la inversión disminuyes los flujos de caja. Parte del rendimiento que obtienes se va a pagar la deuda que financia esa inversión que tanto te gusta.

Quizá por esa inversión no puedas sacarte ese dividendo al que estabas acostumbrado cada año. Pero bueno, los demás verán lo que tienes. Aunque no cómo lo financias.

Y el segundo punto, que no se me olvida.

Si te endeudas para construir naves, no tendrás espacio en tu balance para financiar con recursos ajenos otras cosas. Por ejemplo, tu circulante. Los cables de acero que hemos supuesto que vendes.

Para compensar, tendrás que poner dinero de tu bolsillo para los cables, si no te los da el banco. Se me olvidaba, tampoco podrás. Dejaste de repartir dividendos porque tenías deuda que pagar.

Además, si un día tu empresa tiene problemas, tus acreedores irán contra esa nave de la que presumes y te quedarás sin ella.

Acabemos con el último punto: las inversiones en inmovilizado reducen el Fondo de Maniobra (FM) que es el pulmón de la empresa.

Mira cómo es la fórmula del cálculo:

FM = Patrim.Neto + Pasivo No Corriente – Activo No Corriente

¿Claro no?

Si aumentas tus inversiones en inmovilizado estás quitando recursos de la actividad diaria de la empresa. Le estás quitando liquidez.

Y ahora me dirás: «pero es que yo no compro a tocateja, financio la nave».

Bien, tendrás que pagar la financiación y eso le quitará recursos líquidos a tu empresa.

Resumiendo, las inversiones en este tipo de inmovilizado no son lo más rentable para la empresa y pueden ponerla en apuros. Cuando las ventas caen, la hipoteca de la nave hay que pagarla igual.

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