Parálisis por análisis
Cuando le das mil vueltas a un caso, a un problema, y no avanzas. Cuando las ramas no te dejan ver el bosque. Cuando te ahogas en una piscina de datos, sufres parálisis por análisis.
Si eres minucioso en tu trabajo, probablemente hayas recogido una inmensa cantidad de datos. Pero por sí mismos, los datos no dicen nada. Hay que ordenarlos, clasificarlos… en fin, trabajarlos. Y lo más importante interpretarlos correctamente. Recopilar datos sin más, es perder el tiempo. Es una forma de «mantenerte ocupado», una forma de procrastinar, de dejar para mañana lo que deberías hacer hoy.
Lo importante de los datos, es la interpretación que de ellos hacemos. El análisis es la forma ideal de trabajo que debe preceder a la toma de decisiones. Pero lo que de verdad marca la diferencia, es la toma de decisiones, el paso a la acción. El análisis por sí solo, no sirve de nada.
Dentro de los datos que se recojan, hay que seleccionar los que mayor relevancia en la gestión tengan. Se pueden medir infinidad de cosas, pero no todas van a ser útiles. Y dentro de las útiles, habría que elegir primero las de mayor impacto económico. Llevado a un extremo, probablemente no nos ayude demasiado, saber las veces que una persona pestañea.
El día a día
Cuando estás metido de lleno en la gestión, las urgencias y las necesidades diarias, te impiden realizar el análisis adecuadamente. Pero es importante que reserves un tiempo cada semana para tomar distancia de la actividad diaria. De este modo, podrás tomar una perspectiva suficiente para ver los datos desde lejos. Así tendrás una interpretación más adecuada y seguramente más provechosa.
Aun así, hay veces que la pasión por nuestra empresa nos ciega y no somos capaces de tomar perspectiva. Por eso es conveniente en muchas ocasiones, contactar con un profesional externo, que nos ayude en la tarea de análisis e interpretación de los datos. Y que nos guíe en la toma de decisiones, de una forma óptima para nuestra empresa.
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