Existencias: ¿cómo valorarlas?
Son existencias aquellos bienes que tiene la empresa para venderlos dentro de su ciclo normal de explotación o para incorporarlos a su proceso productivo. También suelen llamarse «stocks» en referencia al inglés, o de un modo impreciso, se llaman inventarios.
La presencia de estos bienes en la empresa, supone que hemos incurrido en unos gastos para tenerlos. Como aun están sin vender, hay que calcular qué valor tienen para no adulterar nuestra cuenta de resultados y dotarla de unos gastos que tendrán su contrapartida de ingresos en un futuro próximo. Generalmente, estos gastos son el valor de las compras, consumos y trabajos realizados para tener estos bienes.
A efectos contables, aparecerán en el activo corriente del balance de situación. En las cuentas del grupo 3. En la cuenta de resultados aparecerán en las cuentas de los grupos 71 y/o 61 las variaciones de los importes de valoraciones que han tenido lugar entre dos fechas. Podrá suponer un beneficio o una pérdida contable.
Clasificación de las existencias
- Mercaderías: se compran para vender sin transformación
- Materias primas: mediante la transformación se incorporarán a los productos finales
- Productos semiterminados o en curso: son productos elaborados por la empresa pero aun no terminados y por ello no destinados a la venta
- Productos acabados: los productos ya elaborados y terminados, listos para ser vendidos
- Otros aprovisionamientos: son elementos que se incorporarán al proceso como embalajes, envases, combustibles…
- Subproductos y residuos: son productos que aparecen en el proceso de forma secundaria, y que pueden tener un valor para la venta o ser inservibles.
Cómo valorar las existencias
Para el cálculo de valor de las existencias que tenemos, se pueden utilizar diferentes métodos. Y estos pueden darnos diferentes valores. Por eso en el Plan General Contable de 2008, sólo se admiten dos métodos de valoración concretos:
- FIFO: siglas en inglés de primera entrada, primera salida (First In, First Out). En este método, se supone que los primeros productos en venderse son los que llegaron primero. Es decir, los más antiguos.
- Coste Medio Ponderado (CMP): este método consiste, tal como indica su nombre, en calcular el coste incurrido en los productos y hacer una media ponderada. Después aplicarlo a todos sus similares del almacén.
Cada uno tiene sus particularidades, y hay que ver a qué tipo de empresas resulta más conveniente y sencillo aplicar uno u otro. Pero lo que sí es importante, es mantener el método elegido en el tiempo. Si cambiamos de un modelo a otro cada vez, estaremos engañándonos en nuestros cálculos de márgenes y rentabilidades, y no serán fiables ni precisos.
Existencias en empresas de servicios
En las empresas de prestación de servicios es lógico que no encontremos productos en el almacén. Pero también se han realizado trabajos que han supuesto unos costes que posiblemente no se hayan facturado como servicios prestados. Esto puede presentarse en trabajos en proyectos largos. Hemos dedicado recursos de nuestra empresa a un proyecto que se facturará una vez terminado. Así que podemos estimar un valor de existencias que corresponda con el coste de los servicios prestados y no facturados. De este modo nuestra cuenta de resultados mostrará la realidad de la empresa.
Deterioro del valor de las existencias
Una vez realizada la valoración de las existencias, hay que prever si serán vendidas por su valor (coste de adquisición/producción) o uno superior. Entonces ya habremos terminado con la valoración.
En el caso de que se prevea una venta de estos bienes por debajo del valor que hemos obtenido, habremos de seguir el principio contable de prudencia, y dotar una pérdida de valor como deterioro. Ésta se corresponderá con el valor que estimemos será la diferencia entre la venta y nuestro valor calculado. Se contabilizará en las cuentas del grupo 39.
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