Morosidad, riesgo de crédito, impagados…
Últimamente se escucha todo esto con más frecuencia de la deseada.
Bueno, la deseada sería 0, pero esto es el mundo real.
Y pasan cosas.
Cosas que a veces no nos gustan.
Y una de estas cosas que no gustan, es que no te paguen.
Al menos, a mí. Espero que a ti tampoco.
Ahora imagínate (sólo imagínate porque espero que no sea tu caso) que tienes un impagado de 50.000€. Cifra redonda.
¿Sabes cuánto tienes que facturar para recuperar ese impagado?
No es un dato universal, porque depende de tu margen bruto.
No de tu «margen de beneficio», que eso no existe. Una cosa es margen y otra beneficio. Y Dios mata un gatito cada vez que dices «margen de beneficio».
Si te gustan los gatitos, como a mí, ya sabes…
Pongamos que tu margen es del 25%, así:
Ahora solo tienes que dividir el importe del impagado sobre el porcentaje de margen:
Listo, tienes que facturar 200.000€ adicionales.
Sencillo el cálculo.
Aterrador lo que significa
Cuidado porque aquí suponemos que no tienes que aumentar los gastos fijos para facturar 200.000€ adicionales, porque si no, súmale también el importe que aumentes el gasto fijo (más personal, más financiación…)
Visto lo visto, creo que es buena idea tener una política de gestión de riesgos de crédito.
Anticiparse a los impagados para evitar que ocurran.
Contar con información de tus clientes (actuales y potenciales) que te permitan tomar decisiones sobre las ventas a crédito.
Piensa que cada vez que hay un pago aplazado (no al contado) hay un riesgo de crédito.
Yo puedo ayudarte a conseguir e interpretar esta información, para que minimices tu riesgo de impago.
Déjame un comentario y me pondré en contacto contigo.
Recuerda, la anticipación es la clave.
O tendrás que vender mucho, mucho más para compensar.
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