Imagina que un cliente te paga por adelantado por un trabajo que todavía no has hecho o por un producto que aún no has entregado. ¿Eso es una venta? ¿Va a la cifra de negocio? ¿Qué se hace con ese dinero en contabilidad?
Aquí es donde entran en juego los anticipos de clientes, una figura contable tan habitual como mal entendida. Vamos a explicarlo de forma sencilla y con ejemplos para que sepas cómo tratarlos, qué errores evitar y, sobre todo, cuándo se convierten realmente en ingresos.
¿Qué es un anticipo de cliente?
Un anticipo de cliente es un pago que recibes antes de entregar el producto o prestar el servicio. Es decir, te están pagando por adelantado. Esto no es una venta todavía, es simplemente un compromiso: tú tienes la obligación de cumplir con lo pactado, y el cliente ya ha puesto el dinero.
Desde el punto de vista contable, ese dinero no es tuyo del todo. No lo puedes considerar una venta (ni contabilizarlo como tal) hasta que se haya producido la entrega o la prestación del servicio.
Cómo se contabiliza un anticipo de cliente
Cuando recibes un anticipo y emites la factura correspondiente (que es lo correcto), el IVA se devenga en ese momento. Por tanto, el asiento contable es el siguiente:
Cuenta | Nombre | Debe (€) | Haber (€) |
---|---|---|---|
572 | Bancos | 12.100 | |
438 | Anticipos de clientes | 10.000 | |
477 | Hacienda Pública IVA repercutido | 2.100 |
Ejemplo con un anticipo de 10.000 € + 21% de IVA.
La cuenta 438 (según el Plan General Contable) es una cuenta de pasivo, porque refleja una obligación que tienes con tu cliente. En otras palabras, tienes que devolverle ese dinero si no cumples.
¿Cuándo se convierte el anticipo en venta?
Cuando entregas el producto o realizas el servicio, el anticipo se convierte en ingreso. Entonces sí, es una venta. Y se hace un asiento para «cancelar» el anticipo y reconocer la venta real:
Cuenta | Nombre | Debe (€) | Haber (€) |
---|---|---|---|
438 | Anticipos de clientes | 10.000 | |
700/705 | Ventas / Prestación de servicios | 10.000 |
En este momento no se vuelve a devengar el IVA, porque ya lo hiciste cuando emitiste la factura del anticipo.
Si la operación no se completa o se cancela, tendrás que hacer la factura rectificativa correspondiente y devolver el IVA previamente repercutido.
¿Por qué los anticipos no forman parte de la cifra de negocio?
Porque la cifra de negocio refleja lo que ya has hecho: ventas realizadas, servicios prestados. No se trata de dinero cobrado, sino de ingresos devengados. En otras palabras: lo que ya has ganado porque has cumplido tu parte.
Un anticipo, por mucho que esté en el banco, no es un ingreso ganado aún. Si mañana el cliente cancela el pedido y tienes que devolver el dinero, ¿y si ya lo hubieras incluido como venta? Falsos ingresos, cifras infladas y errores en tus impuestos.
¿Qué errores se cometen habitualmente?
Muchos empresarios, al ver dinero en el banco, lo interpretan como ingresos y lo contabilizan como tal. Error. Esto puede inflar la cifra de negocio, dar una falsa imagen de rentabilidad y generar problemas fiscales.
Y no olvides: si cobras el anticipo pero no emites la factura, puedes tener problemas con Hacienda si te pillan. Hay que facturar y liquidar el IVA en el momento del cobro, aunque aún no hayas vendido nada.
Conclusión
Cobrar no es vender. Un anticipo es solo eso: un pago por adelantado. Hasta que no entregas lo pactado, no puedes considerarlo venta.
Utiliza bien la cuenta 438, emite factura con IVA cuando corresponde, y mantén tus cuentas claras. Evitarás sustos y tomarás decisiones con información fiable.
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