No sé si a ti te llaman buscando ayuda para conseguir financiación. Si es así, tal vez te suene esta situación. Real, de hace unas semanas.
Uno se encuentra de todo.
Ideas geniales en las que me gustaría participar si tuviera el dinero necesario.
También agujeros negros. Abundan mas que las ideas geniales.
Un agujero negro atrapa y absorbe todo lo que está a su alrededor. Y creo que la física aun no ha demostrado que nada escape de él. Corregidme si me equivoco.
Cuando llega financiación a un agujero negro, nunca más se vuelve a saber de ella. Desaparece.
Pero comprenderás que a nadie le gusta reconocer que tiene un agujero negro. Muchas veces ni es consciente.
No sé si por falta de conocimientos o por falta de deseo de tomar consciencia.
Quizá por las dos cosas, muchas veces.
– Necesito un préstamo de 300.000 y algo para adelantar facturas. Con 70.000 me apaño
– Dame tu balance.
-Ya verás que hemos tenido algún problemilla, algún impago…
-Complicado, no hay mucho que conseguir aquí. ¿Qué garantías tienes para aportar?
-Ninguna, nada.
-¿Naves?
-No tenemos.
-¿Contratos con clientes?
-Nada, vienen sobre la marcha… Pero yo cumplo mi palabra.
-No dudo de tus buenas intenciones, pero esto no basta para conseguir financiación. Llevas años de pérdidas.
-Esto en unos cuantos años, yo tapo el agujero.
-Llevas años de pérdidas. No vas a poder devolver lo que pides.
Y así, con profundo dolor y con mejores palabras, tienes que decirle que su empresa no tiene muchas opciones, y que lo más conveniente es llamar al abogado. Ya te imaginas para qué, ¿no?
No esperes a llegar a estas situaciones. Pide ayuda antes, será más fácil solucionar los problemas pequeños. Cuenta conmigo si lo necesitas.
Si quieres saber cómo anticiparte a estas situaciones, te recomiendo que leas mi libro “50 secretos financieros para empresarios”
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